A 52 años de la matanza en El Salvador.
El día de ayer, 11 de marzo, se cumplieron 52 años de la matanza de obreros que tuvo lugar en la ciudad de El Salvador, donde ocho personas resultaron asesinadas y otras 60 heridas a bala.
En el mes de octubre de 1965, trabajadores de Andes Copper Mining y Potrerillos Railway Company, también de los Campamentos Sewell, Los Andes, Potrerillos y Chuquicamata, realizaban un paro que exigía mejoras salariales. La huelga, como era de esperar, fue declarada ilegal por parte del gobierno (del pdte. Frei Montalva) y con el tiempo transcurrido y al calor de la movilización, algunos enfrentamientos se registraron entre trabajadores y Carabineros. Ante ello; el gobierno declaró zona de emergencia los entonces departamentos de El Loa, Tocopilla, Chañaral y Rancagua, dando pié a su ocupación por parte de militares.
Ya en el mes de marzo de 1966, los militares ordenaron la reanudación de las faenas en Potrerillos, El Salvador y el Puerto de Barquito, pero dicha orden, según antecedentes, fue cumplida por una baja cantidad de trabajadores. Ya el 8 de marzo el Sindicato de Potrerillos se vió rodeado de efectivos militares y carabineros, con la intensión de desalojar el lugar. En aquel allanamiento no hubo víctimas.
El día 11 de marzo, alrededor de 300 trabajadores almorzaban en una olla común, cuando un piquete ingresó arrojando bombas lacrimógenas generando una estampida. Los trabajadores y sus familias salieron del lugar y allí, en las afueras, fue donde todo comenzó: Osvaldina Chaparro, de 30 años y embarazada de 3 meses fue ametrallada y asesinada. Francisco Monárdez asesinado por un disparo de grueso calibre, que le produjo estallido de cráneo. Mauricio Dubó, de 25 años, muerto por seis disparos en su abdomen.
Al oír los disparos, transeúntes y asistentes al cine se acercaron a ver lo que ocurría y contra ellos también se desataría el terror: los militares abrieron fuego contra la multitud matando a Manuel Contreras, de 54 años, de un disparo en el cuello. Allí también fue asesinada Marta Egurrola, dueña de casa de 39 años. Los militares continuaron disparando indiscriminadamente, dejando a Luis Alvarado muerto por disparos en el tórax y también a Ramón Contreras, de 22 años y Delfín Galáz de 37.
Ante los acontecimientos, se desarrollaron manifestaciones en distintos lugares del país (Santiago, Concepción y en el mismo Salvador). La CUT convocó a paro nacional para los días 14 y 15 de marzo, cuya participación fue masiva. Los trabajadores del El Teniente, en tanto, adhirieron a la petición de liberación de los dirigentes presos del norte. Ya el 28 de marzo, pero bajo anza, se dejó en libertad a los presos dando por terminados los paros de El Salvador y Potrerillos.
La historia de nuestro país, por cuanto al movimiento obrero, ha sido marcada en varias oportunidades por acontecimientos de sangre como este. No han sido hechos aislados y obedecen a una política constante de represión contra los trabajadores, cuando reclaman, se maniestan y movilizan por mejores condiciones laborales. Sin ir más lejos, en la historia reciente, encontramos (entre varios más) casos como el de nuestro Compañero Nelson Quichillao, asesinado en el mismo Salvador por FF.EE de Carabineros el año 2015, durante la movilización por la renovación, ampliación y mejoramiento del Acuerdo Marco.
Cada vez que los trabajadores exigimos mejoras en nuestras condiciones de trabajo la respuesta del Estado y sus instituciones ha sido sistemáticamente la represión. No por ello la clase trabajadora dejará de perseverar en la lucha contra la explotación, en exigir una mayor calidad de vida y hacer que la justicia esté al alcance de todos. Este es y seguirá siendo el compromiso y trabajo de la Confederación de Trabajadores del Cobre.